La vida y su mala costumbre de cambiar en cualquier momento: un día una persona puede tener reconocimiento, prestigio, fama, y al otro pasar a ser uno más de la multitud que se mueve incansable por una selva de cemento intentando buscar el sustento diario. Nadie está exento. Hace un año y medio le sucedió al ciclista Robinson López, quien contaba con una proyección envidiable. En la Vuelta a Colombia 2017 ganó la clasificación sub-23 y después de su participación en la competencia nacional tenía todo arreglado para ir a correr con el equipo italiano Unieron Trevigiani Continental.
Su cabeza estaba enfocada en la puesta a punto para comenzar la temporada de la mejor forma. Se encontraba con sus padres cuando en noviembre le llegó al celular una carta de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Venía en inglés. Le informaban la peor noticia: resultado analítico adverso en Cera, un EPO (sustancia que aumenta la producción de glóbulos rojos en la sangre, en otras palabras, que mejora la respiración). Junto a él, siete ciclistas que compitieron en esa Vuelta a Colombia también fueron señalados. Escándalo en el pelotón nacional.
